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Capitulo 12

El Engaño se Pone en Marcha

La bruma matutina apenas se disipaba en el puerto de Uzum cuando los primeros gritos rasgaron el aire. Una lluvia de flechas incendiarias, lanzadas desde la gran embarcación mercenaria, trazó arcos de fuego en el cielo y se estrelló contra los tejados de los almacenes cercanos a los muelles. El caos fue instantáneo. La gente corría en todas direcciones, el pánico se apoderaba de las calles mientras las campanas de la ciudad comenzaban a tañer con una urgencia desesperada.

Desde los aposentos de la torre más alta, Abel observaba el espectáculo con una sonrisa gélida. El falso ataque había comenzado, ejecutado a la perfección por sus nuevos y bien pagados aliados. Vio cómo sus propios soldados, previamente alertados, comenzaban a "defender" la ciudad, enfrentándose en escaramuzas coreografiadas con los mercenarios en las zonas designadas, creando una ilusión perfecta de una invasión a gran escala.

Los miembros del Consejo, sacados de sus lechos por el estruendo de la batalla, se reunieron de emergencia en la gran sala. El desconcierto y el miedo se reflejaban en sus rostros. No entendían cómo una fuerza tan formidable había podido aproximarse sin ser detectada. Abel irrumpió en la sala, con la armadura puesta y la espada desenvainada, su rostro una máscara de fingida determinación. "¡Nos atacan! Una flota desconocida ha asaltado el puerto", anunció con voz grave. "Nuestras defensas son insuficientes. El Consejo, con sus deliberaciones y burocracia, es demasiado lento para responder a una amenaza de esta magnitud. ¡Se necesita un liderazgo único y fuerte para salvar a Uzum!".

Mientras tanto, en la Isla del Sleen Rojo, la noticia llegó no a través de mensajeros, sino por el extraño comportamiento del mar. Las corrientes, usualmente predecibles, se tornaron erráticas, y un humo negro, visible apenas como una mancha en el lejano horizonte, confirmó los peores presagios de Sasha. Nu-Wanda, con la experiencia forjada en innumerables batallas, entrecerró los ojos hacia el este. "Eso no es una tormenta", murmuró a su hija Marian, que había acudido a su lado. "Es el humo de una ciudad en llamas. Es Uzum".

Chapter 12

The Deception Is Set in Motion

The morning mist had barely dissipated over the port of Uzum when the first screams tore through the air. A shower of flaming arrows, launched from the large mercenary vessel, traced fiery arcs across the sky and crashed onto the roofs of the warehouses near the docks. The chaos was instantaneous. People ran in every direction, panic seizing the streets as the city bells began to toll with desperate urgency.

From his chambers in the tallest tower, Abel watched the spectacle with a glacial smile. The false attack had begun, perfectly executed by his new, well-paid allies. He watched as his own soldiers, previously alerted, began to "defend" the city, engaging in choreographed skirmishes with the mercenaries in designated areas, creating the perfect illusion of a full-scale invasion.

The members of the Council, roused from their beds by the din of battle, gathered for an emergency meeting in the great hall. Bewilderment and fear were etched on their faces. They couldn't understand how such a formidable force could have approached undetected. Abel burst into the hall, clad in armor with his sword drawn, his face a mask of feigned determination. "We are under attack! An unknown fleet has assaulted the port," he announced in a grave voice. "Our defenses are insufficient. The Council, with its deliberations and bureaucracy, is too slow to respond to a threat of this magnitude. A single, strong leader is needed to save Uzum!"

Meanwhile, on the Isle of the Red Sleen, the news arrived not by messengers, but through the strange behavior of the sea. The currents, usually predictable, turned erratic, and black smoke, barely visible as a smudge on the distant horizon, confirmed Sasha's worst fears. Nu-Wanda, his experience forged in countless battles, narrowed his eyes toward the east. "That is no storm," he murmured to his daughter Marian, who had come to his side. "It is the smoke of a city in flames. It is Uzum."

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